Si tienes planeado escaparte a la ciudad de las tres culturas, te proponemos explorarla a través de 7 rincones imprescindibles y poco conocidos que casi nunca aparecen en las guías de Córdoba más utilizadas.
Sin lugar a dudas, Córdoba es una de esas ciudades que es necesario visitar más de una vez, porque no te la acabas jamás. Es infinita. Y es que en cada uno de tus viajes a la ciudad seguro que descubres algo nuevo que no habías visto antes. Te proponemos viajar a Córdoba a través de sus rincones secretos, su cultura, su arte y su historia.
Romanos, musulmanes, judíos y cristianos han hecho de Córdoba, a lo largo de los años, un lugar en la que se entremezclan oriente y occidente. Está repleta de tesoros, de bellezas secretas que no están a la vista. Para encontrarlos, hay que saber buscarlos.
La Mezquita es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura andalusí y es la única mezquita del mundo que alberga una catedral en su interior. Pero, además de esta maravilla arquitectónica, de su barrio de la judería, de su sinagoga, del Alcázar de los Reyes Católicos o de los famosos patios de flores, Córdoba alberga rincones de belleza única, para los viajeros que buscan salirse de lo común. Esta guía precisamente quiere llevarte por esa parte inédita de la ciudad.
- Cuándo ir a Córdoba
- Consejos para ir a Córdoba
- Ruta inédita por la ciudad (un día)
- 1. La Capilla de San Bartolomé
- 2. Los molinos del río Guadalquivir, herencia de la tradición harinera
- 3. Los triunfos de San Rafael, el Custodio eterno
- 4. El Templo romano de Claudio
- 5. Ruta de las Iglesias Fernandinas
- 6. El Caimán del santuario de la Fuentesanta
- 7. El Cristo de los Faroles
Cuándo ir a Córdoba
Una de las mejores épocas para viajar a Córdoba son sin duda alguna los meses de otoño, especialmente septiembre y octubre, después del implacable calor veraniego. El otoño cordobés es suave y con pocas lluvias. Se agradece porque se puede pasear agradablemente por sus calles y así descubrir sus grandes plazas como la del Potro o la Corredera, o las más pequeñas y coquetas como la de Abades o San Miguel.
Sin duda el otoño es una magnífica ocasión para escaparse a Córdoba, pero también destacaríamos por supuesto la primavera – es inevitable acordarse del mayo cordobés – cuando la ciudad se llena de color y alegría. El verano también tiene sus cosas buenas, claro: por ejemplo sus noches, que son memorables. Y el invierno tampoco hay que descartarlo, puesto que también se pueden visitar los patios en Navidad.
Consejos para viajar a Córdoba
Puedes ir en coche de alquiler, en tren o en autobús. Y también en avión. Aunque no es muy conocido, Córdoba cuenta con un aeropuerto. Sin embargo, no acoge vuelos regulares y la mayoría de los viajeros eligen aeropuertos cercanos para aterrizar y luego llegar a Córdoba con el AVE, un coche de alquiler o el autobús.
El aeropuerto de Málaga está a 171 kilómetros, el de Sevilla a 136 y el de Madrid, ya un poco lejos, a 400. Tú decides. La estación de tren de Córdoba está situada a 15 minutos andando del centro o a 10 minutos con la línea 3 y 13 de bus.
Por si te sirve de ayuda y si tienes planteado viajar a Córdoba, los vuelos más baratos que hemos encontrado en septiembre y octubre son hasta Sevilla desde 50€ (luego puedes alquilar un coche en el aeropuerto y poner rumbo a Córdoba).
Ruta a pie por Córdoba
Como decía antes, Córdoba es infinita. Podrías pasarte toda la vida callejeando por la ciudad. Está llena de matices que jamás se acaban. Los patios, las plazas, la gente, las flores. Por eso, esta guía busca llevarnos a la esencia de Córdoba, a sus entrañas, a su historia, a los rincones desapercibidos que la han convertido en lo que es.
Esta ruta está pensada para hacerla en uno o dos días. Es ideal para una escapada. Una vez has visto lo principal, lo que te proponemos a continuación es que puedas ver un poco más allá. Se trata de profundizar en su cultura.
¿Nos acompañas?
1. La Capilla de San Bartolomé
Uno de los monumentos menos conocidos de Córdoba y más bonitos es la Capilla de San Bartolomé, por donde iniciaremos nuestro recorrido y que está integrada dentro de la Facultad de Filosofía y Letras, pero con acceso desde el exterior del complejo, desde la calle Averroes.
Junto con la Capilla Real de la Mezquita-Catedral y la Sinagoga, esta pequeña capilla constituye un magnífico ejemplo del arte mudéjar cordobés. La pequeña iglesia comenzó a construirse a finales del S.XIV con materiales reutilizados y su construcción quedó incompleta.
Su interior es el reflejo de la fusión de culturas cristiana y árabe, donde destaca su zócalo de alicatado, su bóveda gótica y una colección de treinta y cinco azulejos nazaríes. Vale la pena observarlos con detenimiento.
En 1931 fue declarada Bien de Interés Cultural al ser uno de los mejores templos de arte mudéjar en Córdoba. Son muchos los secretos que esconde esta maravillosa Capilla que, sin ninguna duda, debería ser una visita obligada en la ciudad.
2. Los molinos del Guadalquivir
Desde el año 2009, los molinos situados en el margen del Guadalquivir, forman parte del patrimonio histórico de la ciudad. Hoy en día se conservan once molinos cuyos nombres son Albolafia, Alegría, Carbonell, Casillas, En medio, Martos, Lopez García, San Rafael, San Lorenzo, San Antonio y Pápalo. Podrían ser una ruta en sí misma. La mayoría de ellos fueron construidos entre los siglos VII y XI y funcionaban mediante la energía hidráulica que generaba el río a su paso.
El molino más famoso de Córdoba es el de la Albolafia, hasta el punto de que aparece representado en el escudo de la ciudad. Abderramán II lo mandó construir para llevar el agua del río hasta el Palacio de los Emires. Fue desmontado porque a Isabel la Católica le molestaba el ruido durante sus estancias en el Alcázar. Desde este punto, si continuamos caminando hacia el puente romano, nos encontraremos con los molinos de En medio y Pápalo ocultos entre la vegetación.
Pero si quieres visitar uno de estos molinos por dentro, puedes acercarte hasta el molino de San Antonio, y conocer de primera mano cómo trabajaba una aceña de regolfo para moler el grano.
3. Los triunfos de San Rafael
Son diversas las esculturas repartidas por toda la ciudad en honor al Santo Custodio, cuyo origen se remonta al S. XVII, cuando Córdoba sufre una fuerte epidemia de peste. Según la leyenda, San Rafael se le apareció en sueños al padre Andrés de las Roelas para transmitirle un mensaje que salvaría a la ciudad de la epidemia. El rumor corrió por las calles y, casualidad o no, la peste comenzó a remitir a los pocos días. Desde ese momento, numerosas imágenes del santo aparecen repartidas por la ciudad buscando protección, y se le nombra Custodio eterno de Córdoba. Como curiosidad, la población pensaba que Dios había castigado a los sevillanos por sus pecados, y a Córdoba había llegado la peste simplemente por ser la ciudad vecina. Por este motivo, algunos de los triunfos de la ciudad, se encuentra mirando hacia la capital hispalense.
Otros los encontraremos en la Plaza de la Compañía, en la Glorieta Conde de Guadalhorce, en la Plaza de los Aguayos, Plaza de San Hipólito, Puerta Nueva, Plaza de San Basilio, Plaza del Potro y en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz.
4. El Templo Romano
El templo romano de Córdoba se ubica en la zona conocida como el foro provincial de la Colonia Patricia, denominación que recibió la ciudad durante la época romana. Su construcción data de mediados del S.I y es un claro reflejo de la grandiosidad de la ciudad durante la época. Realizado en mármol, está compuesto por once columnas y cuenta con la peculiaridad de que se construyó sobre una pendiente, por lo que fue necesario edificar una terraza con muros en forma de abanico. Un avance muy importante para la época.
Para visitar el templo sólo hay que acercarse hasta la calle Claudio Marcelo, y, a pie de calle, nos encontraremos con el edificio rodeado por una pantalla de cristal. Parte del muro del templo se puede visitar en el interior de las instalaciones del ayuntamiento de la ciudad. Este monumento está siendo muy visitado por los turistas, pero tiene un encanto especial con la iluminación de la noche. Además, junto al Templo Romano, hay una estatua del fundador de Corduba, Claudio Marcelo.
5. El Cristo de los Faroles
El Cristo de los Desagravios y Misericordia, conocido popularmente como el Cristo de los Faroles, es una de las esculturas más queridas por los cordobeses. Enclavado en pleno casco histórico, en la Plaza de los Capuchinos, encontramos la figura del cristo iluminada por ocho faroles en una plaza que conserva su empedrado tradicional. El encanto del lugar se debe a la belleza de la plaza en la que se ubica y en la pasión que sienten los cordobeses por su cristo de los faroles. Lo más recomendable es acercarse a visitarlo durante la noche, cuando se ilumina únicamente con la luz de los ocho faroles que lo rodean.
Según la leyenda, cada noche, sobre las doce, se oían pasos en la vacía plaza y se veía a un hombre encapuchado murmurando frente al cristo. Una noche, el hombre reveló su identidad antes de desaparecer para siempre: era un soldado del rey que, años atrás había sido asaltado por unos ladrones y, cuando estaba a punto de morir, despertó frente al cristo. Desde entonces, cada día se acercaba a darle las gracias.
6. Ruta de las Iglesias Fernandinas
Fernando III el Santo mandó construir a lo largo de la ciudad varias iglesias entre mediados del S.XIII y principios del XIV. Estas construcciones de arquitectura medieval, tras la reconquista de la ciudad, funcionaron como núcleos de repoblación urbanos y hoy en día se las conoce como Iglesias Fernandinas en honor a su impulsor.
El recorrido por estas iglesias comienza en la Mezquita-Catedral y atraviesa siete barrios y el territorio de la Axerquía. En la actualidad, el Cabildo de la Catedral de Córdoba ha planteado el recorrido por estos templos, desde la Iglesia de San Andrés hasta los restos de la de Santo Domingo de Silos. Un recorrido que entremezcla arte y religión por igual.
7. El caimán del Santuario de la Fuensanta
El Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta fue construido en el lugar donde la tradición dice que se apareció la virgen, sobre un pozo con propiedades curativas. Dicen que quién bebía sus aguas sanaba de sus enfermedades. Son muchos los visitantes que se acercan hasta el templo para hacerle una visita a la patrona de la ciudad, pero también para ver los curiosos objetos que decoran su pared exterior: un caimán, una costilla de ballena, el caparazón de una tortuga y la sierra de un pez sierra. El origen de estas piezas es incierto, pero todo apunta a que viajeros cordobeses las trajeron de América.
Aunque hay una leyenda que rodea al caimán y que cuentan los cordobeses. Hace años hubo una enorme crecida del río Guadalquivir y con ella llegó un terrible caimán que sembraba el pánico en la ciudad. La gente vivía con miedo, hasta que un ciudadano que se apoyaba en un bastón por su cojera, decidió ponerle fin al problema. Se subió a un árbol con un pan abogado y, cuando el caimán hambriento se acercó a comerlo, el hombre con su muleta le asestó un golpe en la cabeza que terminó con su vida. Desde entonces se ofreció como exvoto y es tradición acudir a visitarlo durante la Velá de la Fuensanta el 8 de septiembre, día festivo en honor a la patrona de la ciudad.
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