Recomendaciones para viajar a las islas Jónicas

10 septiembre 2020

Cuando uno decide organizar un viaje a las islas Griegas, uno de los primeros interrogantes que le asaltan es: ¿a qué isla exactamente? La pregunta es muy habitual, puesto que, entre islas e islotes, hay más de 6.000 opciones en Grecia, de las que unas 230 están habitadas. Eso genera dudas razonables. Nosotros te proponemos viajar a las islas Jónicas y te vamos a explicar los motivos:

Reportaje de la 2 sobre las Islas del mar Jónico

¿El Jónico o el Egeo?

Lo primero que debemos considerar es que Grecia es un país que cuenta con dos mares, el Jónico y el Egeo. El primero está al oeste de Grecia, al este de Sicilia y al sur del Adriático, y el segundo es la parte del mar Mediterráneo situado entre la costa turca y la griega. El mar Egeo está salpicado por varios grupos de islas como las del Dodecaneso, las Cícladas, las del Golfo Sarónico, Egeas del Norte (las más alejadas) o Las Espóradas. Elegir una de las dos zonas no es fácil, pero aquí queremos recomendar las del Jónico, ya que nos parecen más bonitas (es una apreciación personal).

El Jónico es más salvaje

Como decía, cada mar tiene sus pros y sus contras. No cabe duda que son dos tipos de islas y paisajes diferentes: el del Jónico es más montañoso, agreste y las aguas son de un color más puro, turquesa, y las playas son como más exóticas. Podríamos convenir que el Jónico es más para la aventura, la soledad y los viajes donde se busca más la tranquilidad. En el Egeo es una opción más tradicional y también hay más bullicio. En definitiva es una cuestión de gustos y de estilos.

Las siete islas

El Jónico está ubicado en la zona noroccidental de la Grecia continental. Tradicionalmente se les llama las “siete islas”, aunque el grupo está formado por algunas más. Sin embargo sus principales son – de norte a sur – Corfú, Paxos, Leúcade, Ítaca, Cefalonia, Zante y Citera. Si te fijas en un mapa, van paralelas a la costa báltica y, al ser parte de una cordillera, suelen contar con muchos acantilados, bahías pronunciadas y cabos puntiagudos.

Cómo llegar a las islas Jónicas

Antes, hace unos años, para viajar a las islas Jónicas y cualquiera de estas islas el medio normal era un avión hasta el aeropuerto de Atenas y, desde allí, en ferry a cualquiera de las islas. Dependiendo de la isla, podías tardar más o menos. Actualmente muchas de estas islas cuentan ya con aeropuerto propio, lo que permite acortar los trayectos en barco. El aeropuerto internacional de Corfú es un espléndido ejemplo. Allí llegan muchos vuelos lowcost a diario desde España – desde 50€ ida y vuelta – con el objetivo de alcanzar posteriormente cualquiera de las islas del Jónico. 

Un microclima

Las Jónicas tienen una particularidad en comparación con otras islas griegas: son más húmedas, por los vientos cálidos africanos combinados con los fríos del norte y la influencia del mar provoca un tiempo moderado, incluso en invierno puede que se dé el caso en que no haya que abrigarse. La temperatura media en verano está entre los 26ºC y los 32ºC, bajando en invierno entre 5ºC y 15ºC.

Corfú, la isla esmeralda

La isla de Corfú es un placer para los sentidos. Es la que está más al norte. También llamada la Isla Esmeralda, sus paisajes están cubiertos de olivos y cipreses y las playas de aguas turquesas. Dicen que tiene un aire balear y que es similar a Menorca. Está dominada por el monte Pantocrátor (914 metros). Es sin duda de las más bonitas de Grecia, que ya es decir. Hay que recordar que fue el escondite que escogieron Jasón y los Argonautas después de robar el vellocino de oro. Vale la pena conocer su ciudad medieval y capital a fondo. Pero luego hay que moverse. Lo ideal es alquilar un coche y recorrerla de cabo a rabo: calas con encanto, pueblecitos como Gouvia, Dassia o Ano Korakiana y el pintoresco Palaiokastritsa, o la Bahía de Ermones y el palacio de Sissi Emperatriz. La isla de Pontikonisi, al este de Corfú, también es un imprescindible.

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Paxos a pie

Si bajamos en barco un poco hacia el sur desde Corfú, encontramos esta pequeña y hermosísima isla. De hecho, se puede recorrer caminando fácilmente. Mide 11 kilómetros de largo y 5 de ancho. El paisaje se parece bastante a Corfú – de nuevo miles de olivos y cipreses salteados por naranjos, limones y otros ricos frutales, extendidos sobre sus colinas que apenas sobrepasan los 250 metros de altura – aunque los bueno es que no hay tantos turistas como en su hermana mayor. Lo más aconsejable es acercarse a la costa oeste, donde hay un montón de preciosas cuevas en la roca y calas en las que poder descansar.

Los acantilados blancos de Leucade

Siguiendo hacia el sur, y ya en la parte media del mar Jónico, nos tropezamos con Leúcade, Lefkada o Lefkas. Y con sus blancos acantilados – su nombre se relaciona con leukós, que significa “blanco” – en su costa oeste recortados sobre el azul zafiro de sus aguas, desde donde se supone que se suicidó tirándose al mar la poetisa Safó al no ser correspondida en amores por su amado Faón. Lefkada (en griego antiguo) también es conocida por sus vinos, aceites y por los bordados de fino encaje y porque muy cerca podemos desembarcar en la Isla de Skorpios, donde está la fastuosa mansión del desaparecido magnate Onasis.

Las calas solitarias de Itaca

Su nombre lo dice todo. La leyenda de Ulises la ha transformado en un mito viviente. De hecho hay excursiones en las que se pueden ver localizaciones relacionadas con la Odisea de Homero. Es una isla distinta. Romántica, épica, abrupta. La encontrarás también en la parte central del archipiélago, encajonada entre Cefalonia y la costa griega.  Su forma es curiosa, puesto que en realidad son dos islas en una, unidas por el itsmo de Vathy. Merece la pena alejarse de la población en busca de las calas más apartadas como Mnimata o Skinos.

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Cefalonia y sus cuevas

Siempre en las listas de mejores islas de Grecia y, en concreto, cuando se trata de viajar a las islas Jónicas. Y se lo ha ganado a pulso. Cefalonia es la más grande de las Jónicas y ofrece un paisaje escarpado, con viñedos, ruinas romanas y una de las playas más valoradas del país: Myrtos. Se trata de un arco de un kilómetros escaso de largo de deslumbrantes piedras de guijarros blancos y llamativos acantilados de piedra caliza. Es una playa de postal, virgen, espectacular. Pero Cefalonia cuenta con otras sorpresas: es una isla con cuevas formidables (hay rutas muy recomendables en Kayak) como Drogarati, una de las más antiguas y profundas de Grecia, en la que te puedes adentrar hasta 90 metros, o la cueva subterránea del lago de Melissani. Ah, y si quieres ver algún pueblo, no lo dudes: Assos es el pueblo. Una maravilla.

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El azul de las aguas de Zacinto

Zacinto, Zakyntos o Zante es la isla más al sur del mar Jónico. El lugar más conocido de la isla es la Playa del Naufragio o Navagio. Las aguas son de un azul tan imposible que últimamente han sido muy fotografiadas en redes sociales. Solo se puede acceder en barco, pero si la quieres ver, lo puedes hacer desde lo alto de un acantilado. El mirador es brutal. Tiene los restos de un barco que naufragó en los años 80 y que es el reclamo de muchos viajeros. Otras playas muy aconsejables son las de Argassi, Gerakas, Banana, Porto Kaminia, Porto Zorro, Ta Xigkia, Aguios Nikolaos, Keri y Vassiliko.

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Citera: isla de musas

Y ya al sur del todo, más distantes, al sur del Peloponeso, tenemos a un grupo de islas cuya protagonista es Citera (Kythira o Cerigo). Es una gran desconocida de las islas Jónicas. Según la mitología griega, Citera es el lugar de nacimiento de Afrodita, la diosa griega del amor. En ese sentido, dicen que es una isla inspiradora. Paisajes salvajes con calas desiertas, olivares, molinos y casitas blancas. Ha atraído a todo tipo de personajes: piratas, poetas, artistas y viajeros aventureros. En definitiva, almas sensibles.  Víctor Hugo evoca la isla en su poema «Cérigo». Charles Baudelaire hace lo mismo en su colección «Les Fleurs du Mal». Antoine Watteau se inspiró en el paisaje de la isla para pintar una de sus obras titulada «Peregrinación a la isla de Citera» en 1717.

Nota: Viajar a Grecia en la Pandemia

En los últimas semanas han aparecido varios listados de destinos a los que es más recomendable viajar. Gracias a su buena gestión de la pandemia, Grecia siempre aparece en los primeros puestos por su seguridad, protección sanitaria, entorno natural y condiciones de entrada. Eso sí, antes de escoger destino – la situación cambia muy rápido – conviene consultar las webs gubernamentales de los países y sus medidas concretas de acceso. Por eso, las Jónicas son una buena elección.

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