¿Conoces los orígenes de la famosa feria?
Aunque en 2019 la Feria de Sevilla se esté celebrando en mayo, la realidad es que todo el mundo la conoce como Feria de Abril. Su fama es internacional, está claro, pero pocos saben el origen de esta tradición.
Para conocer cómo comenzó a celebrarse debemos remontarnos al año 1842, para ponernos en contexto. Por aquel entonces, Sevilla atravesaba importantes apuros económicos y se intentaba recuperar de la inestabilidad que dejó la invasión francesa en España. La Isla de la Cartuja fue el lugar elegido por unos ingleses para inaugurar una fábrica de loza y cerámica y en ella trabajaban personas de la zona.
En el mes de octubre de ese mismo año un huracán arrasó la ciudad.
Ante esta situación, dos sevillanos de adopción, los concejales José María Ibarra, natural de Bilbao, y Narciso Bonaplata, de Barcelona, tuvieron la idea de celebrar una feria anual, de tres días de duración, que serviría para comprar y vender ganado. El objetivo era buscar un estímulo que ayudase a Sevilla a salir de tanta crisis y trajese alegría y buen ambiente a sus vecinos.
La reina Isabel II aprobó la celebración de la feria y el 18 de abril de 1847 se inauguró la primera edición en el Prado de San Sebastián. Cerca de 25.000 personas disfrutaron de las 19 casetas que formaban primera Feria de Abril.
Por aquel entonces había una zona reservada a descansar, comer y beber entre las negociaciones por el ganado, pero con los años, la gente se acercaba más a compartir un buen rato con los conocidos que para realizar tratos comerciales. Los primeros años, además de los corrales que guardaban el ganado, se comenzaron a crear espacios cubiertos por una especie de toldo, para refugiarse del sol. Este es el inicio de las casetas de feria.
Los trajes de flamenca de hoy en día son fruto de la evolución de los que llevaban las mujeres de los campesinos de la época, las llamadas majas andaluzas: batas ceñidas a la cintura y rematadas en los bajos con volantes.
En 1973, eran tantos los visitantes que recibía la feria, que su emplazamiento tuvo que trasladarse hasta el lugar actual. El recinto ocupa 1.200.000 metros cuadrados divididos en tres zonas: calle del Infierno, El Real y los aparcamientos. El Real se divide a su vez en 15 calles, cada una de ellas nombrada como una figura del toreo.
Pero ir a Sevilla no sólo supone disfrutar de la alegría de su Feria de Abril, sino hacerlo también de la magia de sus calles. La Catedral y la Giralda, el Real Alcázar, las murallas y el barrio de Santa Cruz, la Torre del Oro, Triana, la Plaza de España y el Parque de María Luisa…un sinfín de rincones en los que perderte para disfrutar del arte andaluz. En GOAZ encontrarás las guías de Travelvibes, Ultradinamica o Vivoviajando, entre otras, que te ayudarán a no perder detalle de los mejores lugares que encontrarás en la capital hispalense.